E L V I R A   H E R N Á N D E Z

 

R O B Á N D O L E   E L   F U E G O   A   L O S   D I O S E S

p o r   A n t o n i o   G a s t e l ú


 

 

 

 

 

Elvira Hernández, nace bajo el nombre de María Teresa Adriazola en Lebu, al sur de Chile, en 1951.

 

En un mundo que gusta clasificar las cosas, su poesía a sido identificada como neo-vanguardista, por el uso de recursos literarios que provienen de la cultura tradicional, el habla popular, la ruptura de la sintaxis, la forma de abordar los temas poetizados.  Elvira Hernández pertenece a la generación que debió escribir bajo la dictadura de pinochet; privada de muchas cosas, expuesta al rigor de ese tiempo, pero que significó el fortalecimiento de una voz singular dentro de la poesía chilena.

 

Entre sus libros publicados destacan: ¡Arre! Halley ¡Arre! (1986), Meditaciones físicas por un hombre que se fue (1987), Carta de Viaje (1989), La bandera de Chile (1991), El orden de los días (1991),  Santiago Waria (1992) y Álbum de Valparaíso (2003).

 

Ha desarrollado también una labor crítica y estudiosa de la literatura en Chile, en compañía de Verónica Zondek y Soledad Fariña.

 

Antes de echar a andar la grabadora ya habíamos partido con una conversación que siempre fue percibida como un regalo, en estos tiempos en que la inmediatez, el bombardeo de tecnologías y el apremio de una sociedad de consumo nos hace olvidar el valor de esta práctica humana.

 


 

Me gustaría abordar contigo el tema de lo sano que es para el poeta alejarse un poco del mundo de la literatura.

 

Como la sociedad se ha fragmentado y especializado tanto, exacerbándose esta cuestión de "pastelero a tus pasteles", se ha dado el fenómeno de la intertextualidad que uno puede ver no sólo en la literatura sino que en el arte en general.   La literatura pasa a ser una especialidad que sólo leen los entendidos en la materia y la sociedad se queda con apenas un conocimiento lejano.  El problema con esto es que el acceso a la cultura se ve limitado.  La gente se acerca a la obra como a algo extraño en donde no puede descifrar nada y siente que debe hacer un tremendo esfuerzo para poder entender qué es cultura, qué es arte.

 

De esta forma nos incomunicamos todos, es decir, para los únicos a los que podríamos escribir sería para los poetas mismos o para los críticos literarios, y para el resto ni una sílaba casi.

 

Sin embargo, se ha dicho de tu obra, como en "Santiago Waria", por ejemplo, que tu lenguaje es un poco críptico y que es necesario leerte dos o tres veces para empezar a compenetrarse de tu poesía.  ¿Cómo haces convivir esto con tu concepto de una obra más llana y asequible que parece ser lo deseable?

 

Yo creo que la poesía debe tener un lenguaje que se diferencia del lenguaje periodístico.  La poesía debe crear una realidad que haga patente determinadas cosas con una forma de hablar lejos de lo simplista.  Se trata de poder preñar la palabra y llenarla al máximo de significados.  Pero atención, eso no significa que pase a ser una poesía hermética; sí que le pida al lector que haga una lectura reflexiva del texto.  El poema se descifra allí, aunque esto no debiera ser una cuestión tan difícil, por lo demás yo no creo que escriba de manera tan cerrada o inalcanzable.

 

Tus trabajos han aparecido en distintos lugares, también dentro de la web.  Estoy pensando en tu participación en el sitio www.librosdementira.org .  Háblanos un poco de esto.

 

Yo preparé para esa web algo especial.  Es una obra que no está en ningún lado excepto allí y es bastante atípica dentro de mi poesía.  Si tú quieres no es mi firma.  Para empezar, el grueso de ese trabajo se titula "Muchas palabras" y mi poesía se caracteriza justamente por lo contrario.  Lo hice quizás para fastidiar un poco, tal vez en el sentido de que, como es "de mentira", yo también mentiré en algunas cosas.

 

 

 


 

 

 

 

 


 

 

¿Piensas mucho el poema antes de llevarlo al papel?

 

Uno maneja poco lo que hace.  Se escribe impulsado por algo, pero no se pierde nunca la responsabilidad de lo escrito.  Sucede que como autor eres también el primer lector del poema y tienes el deber de revisar bien qué es lo que apareció allí y de preguntarte por qué se lo vas a comunicar a otro.  Al decidir comunicarle a otro lo que has escrito le estás confiriendo un valor.  Los impulsos iniciales tienen que ver con la vida cotidiana, con lo que se ve, lo que se siente, las ideas, es todo un conglomerado cuya organización no puede ser supervisada.  Es un misterio cómo se fusionan las distintas vertientes de lo que te pasa y cómo adquieren forma.  El deber está después y entonces es necesario tener el control.  Yo creo que allí está el papel de la autoría.

 

¿Cuánto trabajas el texto después de escribirlo?

 

Me he dado cuenta que mi proceso de elaboración es pasar largo tiempo con cosas volando en mi cabeza, y cuando digo largo tiempo me refiero a diez o quince años.  Nunca trabajo con materiales inmediatos.  Llega el momento de la escritura en que hay algo que desencadena el poema, ese resorte o llave que es el motivo, el cual no tiene que estar necesariamente vinculado con todo eso que ha pasado años oculto, quizás es algo totalmente distinto, pero logra que toda esa emotividad contenida se recoja en el texto.

 

Son muchas experiencias que se cruzan.  Muchas de esas cosas que están en el aire.

 

En un libro mío, que se llama "Carta de viaje", digo que las cosas ya están escritas en la lengua y solamente hay que tomarlas.  El factor individual, para mí es mínimo y no es posible ufanarse de este tipo de cosas.

 

¿Cómo te sientes dentro del panorama literario chileno?

 

Mira, no me siento mal.  Aunque la situación chilena es muy restrictiva en términos de desarrollo y sobre todo para la mujer que siempre debe estar robándole el fuego a los dioses.  En lo personal nunca he esperado nada, los comentarios, las publicaciones que he tenido las percibo casi como un regalo.  Escribo sin pensar en obtener reconocimientos porque creo que, si lo hubiera pensado, eso habría actuado como un freno, así que prácticamente me enclaustré para hacer mi trabajo; ahora, desde mi trinchera, soy una ávida lectora de la obra de la mayoría de los poetas que hay acá, por lo que me considero conocedora de la poesía que me rodea.

 

 


 

 

 

 

 

 


 

 

Siendo así ¿cómo ves la poesía chilena actual?

 

La situación a cambiado muchísimo.  En mi época, cuando comencé a escribir, me preguntaba qué podría escribir si la poesía chilena es demasiado buena; fue un periodo de formación bajo dictadura en donde no se obtiene nada, los libros pasaban a ser un asunto sospechoso; el que visitaba bibliotecas o se interesaba en leer corría peligro; no había ningún tipo de incentivo, ni becas, por lo tanto estábamos en una pobreza feroz, sin considerar todas las atrocidades y los crímenes que nos rodeaban, ese era el panorama. ¡Censura!, censura es la palabra.  Entonces, imagínate ¿qué se podía escribir?, esa era la pregunta en general.  Cuando revisaba mis borradores creía que eran una pobre cosa frente a los acontecimientos del país.

 

En este momento estamos en una situación completamente diferente.  Inmersos en una sociedad de libre mercado.  En esos día andábamos con nuestros papeles bajo el brazo buscando a quién nos quisiera editar; hoy el mercado nos dice : "edite usted mismo,  compre o arriende una máquina, haga su propio libro, véndalo, preséntelo.  Hágalo todo".  El mercado nos asimila a estos empleados de tienda que van a buscar el producto a la bodega, lo empaquetan y te hacen la factura.  Pero esta sociedad además está fragmentada, fracturada, así que a quién le vendes tu trabajo: sólo a los más cercanos, a tus familiares o amigos.

 

Hoy por hoy casi no tenemos suplementos literarios.  Hay un solo diario escrito que tiene algo que en verdad no suplementa nada y los otros ni siquiera nos dejan pensar que lo tengan.  La crítica literaria está centrada prácticamente en las universidades, pero no está esa parte intermedia como son los periódicos, las radios o la televisión abierta.  Estamos también en un periodo en el cual el libro está viviendo una serie de transformaciones, o sea, hay un incentivo de la publicación del libro como objeto de la industria que además es mesurable.  Todo es número, cantidades, pesos, dólares; pero no hay un intercambio ideológico con lo que esos libros exponen, en eso no entramos; entramos solamente en el "consumo de cultura".

 

En este contexto, los más jóvenes están haciendo un enorme esfuerzo por potenciar la palabra.  Creo que mi generación logró hacer mucho, pero igual la palabra se desgastó, ha perdido el sentido y se está usando de manera inadecuada, entonces hay que ir a rescatarla.  Siempre pensé que a nosotros nos había tocado lo más difícil, pero me doy cuenta de que no es así.  Las condiciones actuales hacen que la palabra sea completamente invisible frente a una sociedad que está enteramente gobernada por las imágenes tecnológicas y para revertir eso veo que los poetas jóvenes están jugando un papel importante.  No pidamos resultados inmediatos, el oficio de las palabras es un oficio lento y frente a la inmediatez que impone la actualidad, siento que, tal como mi generación tuvo muchos obstáculos, la generación actual tiene muchas trampas seductoras en el camino.  Como dice Gonzalo Rojas "hay que apurarse retardándose".

 

Por lo que dices siento que no estás de acuerdo con la autoedición, pero ¿no es acaso la autoedición una forma de ir contra el mercado del consumo cultural haciendo libros económicos y dándolos a conocer "a la mala"?

 

Es muy distinto que haya un editor o un grupo de personas que encuentren interesante tu trabajo y decidan publicarlo a que yo agarre mis cosas y considere que ustedes deban leerlas.  Por qué eliminar al editor si es una garantía.  El editor tiene una idea de literatura que quiere desarrollar.  Existen pequeños editores con amplia visión donde el libro es más importante que el negocio y que se la juegan, a ellos hay que apoyarlos.

 

¿Qué piensas del uso de las nuevas tecnologías para la literatura, estoy pensado en el e-book, por ejemplo?

 

No he entrado en ese campo.  Aunque tengo mis reparos con el libro en papel, ya que significa la muerte de los árboles y aún no tenemos una adecuada cultura de reciclaje; tengo mis sospechas con estas nuevas tecnologías y la lectura en la pantalla.  La relación del cerebro con la hoja es reflexiva; sin embargo, la del cerebro con la pantalla es consumista.

 

Los surrealistas, en la época en que aparece la radio, se apoderan de esta.  No creo que nosotros nos podamos apoderar de las recientes tecnologías porque creo que son mucho más sutiles todavía.  La cuestión es al revés, la tecnología se ha apoderado de nosotros.

 

Pasando a otro tema, tú eres una gran estudiosa del poeta Juan Luis Martínez.  Publicaste un trabajo a cerca de su obra el que firmaste con tu nombre verdadero....perdona la digresión pero, ¿por qué firmas algunos trabajos como Elvira Hernández y otros con tu nombre real?

 

Todos los comienzos son tentativos, pero en verdad creo que había otra persona allí que estaba escribiendo.

 

 


 

 

 

 

 


 

 

Volvamos...¿Cuál es tu opinión de la obra de Juan Luis Martínez?

 

Si hay que reconocer deudas en la escritura yo las reconozco con Juan Luis. 

 

Cuando nos hacíamos todos esa pregunta de qué escribir, recuerdo haberme encontrado con Ronald Kay que llevaba entre sus cosas "La Nueva Novela", era el año 1977...

 

Cuando recién salió el libro...

 

Claro, la primera edición; esa que se perdió.  Ocurre que cuando Juan Luis Martínez sacó la primera edición de "La Nueva Novela" la envió por correo a todas esas personas que él consideraba que debían tenerla, no recuerdo cuantos ejemplares eran, pero casi todos desaparecieron en el correo.  Después publicó la segunda edición que es el libro que todos conocemos.

 

Bueno, volviendo a lo anterior, me encontré con Ronald Kay que era muy cercano a Juan Luis y a Raúl Zurita, y me dice "mira, esto acaba de salir".  Yo vi el libro y quedé impresionadísima, se lo pedí pero no quiso prestármelo por nada del mundo.  Así, viajé de manera azarosa por esas páginas en cinco minutos y aunque no pude hacerme de un ejemplar en esa época, muchas cosas quedaron en mi cabeza que me determinaron a seguir el camino lingüístico.

 

Juan Luis Martínez, que tenía una formación plástica, al incorporar lo icónico en su obra y hacerla convivir con la palabra, junta dos mundos que se empiezan a enfrentar.  Eso fue nítido para mí en ese momento y creo que sobre ese eje él organiza todo el libro que, como se sabe, por lo enigmático es bello.

 

Juan Luis Martínez trabaja con una idea de poesía distinta en el sentido en que la poesía pasa a situarse en otros lenguajes.

 

Cuando me decías que la mujer debe robarle el fuego a los dioses, al referirte a la poesía, ¿por qué crees que la poesía femenina está un poco en segundo plano, si hay tantas buenas escritoras chilenas?

 

Porque estamos en una sociedad patriarcal donde a las mujeres se les enseña a reproducir los valores masculinos.  Es una cuestión casi ancestral.  Yo siempre entendí que la igualdad entre seres humanos biológicamente distintos era algo en lo cual las particularidades eran valoradas, donde lo femenino no tenía que ser menospreciado porque representaba la falta de fuerza física, por ejemplo.  O por otro lado, eso mismo de exigirle al hombre el desarrollo de esa fuerza hacía que llamaran "mariquitas" a quienes no lo lograban, cuando existen otros valores reales que son de verdad importantes.  Históricamente, recuerda que primero fue el debate de si la mujer tenía  alma o no; luego vino el derecho a estudiar y por eso fueron perseguidas y denostadas, más encima quieren escribir poesía, "¡vamos, si eso es un chiste!".  Bueno, hoy en día nadie te lo va a decir así, pero se sigue mirando en menos la labor poética de la mujer.

 

¿Y eso, aún en el mundillo literario?

 

Sí, el mundo literario es fuertemente masculino.  Tal vez ha pasado por momentos en que eso a tambaleado, pero aún negándose es una realidad.  Eso ha posibilitado naturalmente que muchas mujeres escriban, porque es una condición para hacerlo.  Cuando no se es nada, se tiene la posibilidad de ser algo.

 

Pero, mirando hacia atrás hay un buen número de escritoras de calidad con un trabajo de peso...

 

Allí ocurre otra cuestión.  Por ejemplo, durante mi generación en que nos juntábamos varias mujeres, pensamos que estábamos haciendo algo totalmente nuevo y revolucionario y nos olvidamos de mirar hacia atrás, cuando existen generaciones previas y en distintos ámbitos, desde "La lira popular" hasta las inmersas en el mundo académico.  Pero casi nunca eran reconocidas o incluidas en antologías. Así que más que una posta donde se pasa el testimonio de una mano a otra, nos sentimos forzadas a comenzar siempre la historia.  Mira, más encima tenemos ese afán fundacional que nos lleva a creer que vamos a colocar la primera piedra en todo...pamplinas.

 

Después de todo esto que hemos hablado, ¿sirve para algo la poesía?

 

La poesía se dirige al individuo.  La poesía no va a cambiar estructuras ni un estado de cosas.  La poesía es un acelerador de conciencias.

 

 


 

 

 

 

 

 


 

 


P O E M A S   D E

E L V I R A   H E R N Á N D E Z


 

Puedo hacer lo que quiera  

 

Puedo hacer lo que quiera

ir  si es mi antojo

por el camino de las peleas de gallos

o el que lleva al anfiteatro de los perros

 

También   si me da puntada

adentrarme en la cuadra de los acuchillados

o cual Sísifo de las pasarelas

cruzar los arrabales

 

Más encima   en la más profunda

en el acto más indisciplinado

dejarme caer al cementerio

al memorial que huele a desmemoria

 

y recordar   y recordar    y recordar

 

Meter la lanza en los costados

izquierdos y derechos de las palabras

que ya expiraron.

 


 

Anda sola (de Santiago Waria)

 

 

Anda Sola
                     mira para atrás
                                                 sólo tú quedas
en el camino

          crecen misterios               la cizaña crece
                 los perros de vidrio molido

           Sodomas y Gorgonas están por delante
                                  a sólo 6 kilómetros
                                                  son tu ciudadela
                                                  tu podio

           súbete te moverá el carrusel
                                galoparás la máquina
                     serás la payasa más movida
                                 la del billete verde

                                 Anda Sola Teresa vieja...