Por Sandra Maldonado.  Con archivo en mp3.

 

SERGIO BADILLA CASTILLO (Valparaíso, 1947): Poeta chileno promovedor de el transrealimo, escuela literaria de la cual él ha instaurado las bases.

Durante su exilio formó parte del Grupo Taller de Estocolmo, y del Pelican Group International of Arts y fundó las revistas Polo Norte y Pación. Periodista Cultural de Radio Suecia Internacional y del programa Panorama de Sveriges Radio, durante 13 años; y antropólogo de la Universidad de Estocolmo. 

Ha sido traducido al sueco, inglés, finlandés, catalán y francés. 

Ganador de varios premios internacionales, desde 1993 reside la mayor parte del tiempo en Santiago de Chile y hace clases en diversas universidades chilenas.

Ha publicado: “Más Abajo de mi Rama” Invandrarförlaget. 1980. Borås. Suecia. (Cuentos); “La Morada del Signo”. Ediciones BIKUPA. 1982. Estocolmo. (Poesía); “Cantonírico”. Ediciones LAR. 1983. Madrid. (Poesía); “Reverberaciones de Piedras Acuáticas”. BIKUPA. 1985. Estocolmo. (Poesía); “Terrenalis”. Ediciones BIKUPA. 1989. Estocolmo. (Poesía); “Saga Nórdica”. Monteverdi Edic. 1996, Santiago de Chile. (Poesía); “La Sonrisa Temerosa del Bastardo”. 2003 (Consejo Regional de Cultura. Valparaíso ) (Poesía); "Poemas Transreales y algunos Evangelios", Ediciones Foro Nórdico de Aura Latina, 2005.   También ha publicado teatro y ensayo.

 

 

Fuiste el único poeta chileno invitado al Festival Internacional de Medellín. Háblame de eso.

 

Es una experiencia maravillosa, va más allá de lo que tú te puedas imaginar desde el punto de vista de la reacción que puede tener un poeta respecto a lo que son sus lecturas o sus obras; porque se reúne un público que sabe mucho de poesía. Este es el XV Festival que se realiza allá, es decir que hay catorce experiencias anteriores que han permitido educar acerca de  lo que es poesía y además generar un ambiente poético de tal magnitud que, por ejemplo,  en la inauguración, se reunieron alrededor de 100.000 personas en la plaza principal de Medellín, es algo apoteósico y después eso se transmite por televisión, o sea,  tiene un alcance de un millón de personas que en ese momento presencian el acto inaugural.  Algo similar ocurre en el cierre, quizás con menos gente porque ya han sido diez días de ocupar espacios públicos.  Yo leí en el museo de Bellas Artes.  Lo más curioso es que toda la gente está muy al tanto de la obra de los invitados  a través de un compendio que es una antología que publica la revista Prometeo a propósito del mismo festival donde están todos los poetas que han sido invitados en el año y, además de eso,  te hacen vínculos a través de Internet a todos los sitios en donde aparezca algo de tu obra; es decir la gente te habla con propiedad y eso es mágico.  Gonzalo Millán me decía "Los diez minutos de gloria en la poesía los vas a vivir allá".

 

Son varios los poetas chilenos que han ido al festival:  Millán, Cameron, Memet.  Siempre es uno el que va, que es  escogido por ciertas características especiales.  Por ejemplo, el año pasado me gané el Premio Internacional de Poesía Enrique Molina de Argentina, eso fue lo que me catapultó porque uno de los jurados era Nicolás Muescún, gran poeta colombiano,  y además fui recomendado por el escritor español Ignacio Fortes.  Cuando se entra en estos círculos internacionales de cultura lo que se reconoce es la trayectoria de toda una vida.

 

El festival es realmente un deleite.  Porque al gran número de importantes figuras internacionales de literatura se le debe sumar el ambiente y la posibilidad de conversar e intercambiar ideas con respecto a estética, visiones del mundo, filosofía.  Eran encuentros que se prolongaban hasta altas horas de la madrugada.

 

El momento más singular para mí fue una charla que di en la Universidad de Antioquia sobre Transrealismo que es la corriente de la cual me siento el guía.

 

Precisamente a cerca del Transrealismo quiero preguntarte, ya que en Chile han existido algunas escuelas como el Creacionismo de Huidobro o la Antipoesía de Parra...

 

Quiero decir que debemos tomar también como corriente  el Larismo de Jorge Tellier;  así como  el trabajo de Juan Luis Martínez que para mí formó una  escuela aunque aún hoy en día nadie lo ha podido dilucidar tan categóricamente.

 

Debido al transrealismo es que me invitaron a Colombia ya que tengo algunos seguidores en Argentina, Uruguay, Perú.  Gente que está escribiendo con esta forma de poetizar.  Acá en Chile hay por lo menos cuatro poetas jóvenes con los cuales he hecho talleres y que están muy interesados en esta corriente que  significa una ruptura al encuadre poético predominante  en Chile que es muy cercano al surrealismo, algunos autores ni siquiera se dan cuenta de eso.  Este tema se trata en Europa donde se dice que una gran parte de la poesía en Latinoamérica y en Chile es de corte surrealista.  Por otro lado, existe también una tendencia más experimental en el sentido de buscar alteraciones del punto de vista lingüístico o al uso de un lenguaje coloquial asociado a algún tipo de urbanismo mecanicista:  la instrumentalización escatológica de un proyecto.  En esta parte la tendencia la pueden encabezar poetas como Raúl  Zurita  o Carmen Berenguer pero sin definir ningún tipo de escuela.

 

Yo no soy el creador del transrealismo en su totalidad. Esto es una derivación que viene originalmente de la ciencia ficción donde Rudy Rucker plantea un decálogo de lo que él considera transrealidad,  pero él lo ve desde ese punto de vista.  Yo, cuando lo tomo para la poesía,  dejo mucho de los elementos ficcionales y lo llevo más que nada a los elementos del tiempo.  El tiempo para mí es unas de las grandes interrogantes que tengo como un individuo normal .  Desde la época de Aristóteles la gente comienza a  plantearse esta cuestión;  el filósofo griego responde que la única forma de conocer el tiempo es a través del alma.

 

Todos estos ángulos  me llevan a la mirada fractal   -¿cual es la mirada fractal?-   es aquella omnipotente, totalizadora.  Algún teísta podría decir que es la mirada de Dios donde se ve el pasado, el presente y el futuro de una sola vez, cuestión también que se observa en otros mitos de distintas parte del mundo:  el mito cherokee, el de  Icaro y Dedalo, las leyendas babilónicas y caldeas, también las asiáticas:  en los mitos chinos y japoneses de la creación del mundo existe esa presencia de una gran Dios con una mirada total.

 

De ahí, para mí comienza a sonar una campanada.  ¿Por qué la poesía debe tener una temporalidad definida y no podemos abarcar esta mirada donde el tiempo no sea nada más que una concepción que nos permita verlo todo, o sea como un referente totalizador?.  Demos un ejemplo:  mi poema "Comuna de Paris" está relacionado con elementos ocurridos en 1871; cuando hubo un levantamiento de una cantidad de jóvenes intelectuales, de socialistas utópicos y ácratas que subvierten el orden  público provocando un hecho de tal magnitud que casi cambia la estructura de lo que era hasta ese momento la Francia de 1871.  Bueno, al mismo tiempo, en París muere mi hermano menor en 1986, entonces hago una tábula rasa del tiempo en el poema de forma tal que mi hermano está en la Comuna de parís, o al revés,  la Comuna está en la muerte de mi hermano.  En poesía, el tiempo  tiene este valor a veces ucrónico, a veces ácrono, o paracrónico.  Cuando digo ucrónico, es cuando algo del pasado se puede transformar en algo actual, o algo actual se puede transformar en el pasado o en el futuro, 

es decir, no hay temporalidad definida.  Esto tiene mucho que ver con ese instante fractal y al mismo tiempo tiene que ver con la física cuántica;  esto es porque el ahora que vivimos los sujetos, desde el punto de vista filosófico, está determinada por ciertos factores que consideramos son la realidad y el tiempo; en determinado momento, ninguno de los dos son tangibles.  La realidad es algo figurado que a partir de Kant hacia adelante debemos tomarla como un objeto que aprendemos desde el punto de vista de la mente;  por otro lado:  el tiempo.  Pensemos en Einstein quien pudo visualizar que a las tres dimensiones que nos rodean hay que sumarle una cuarta que es la que configura el factor tiempo-espacio, y que te da una posibilidad  casi improbable de cuantificar o pensar.  Después Heisenberg dice que no sólo existe el factor tiempo si no que existe una infinitud en cuanto a la posibilidad de la expansión del universo. Allí están esos quiebres que he tratado de articular en mi poesía.

 

Si lo miramos sólo desde la física cuántica tenemos el comportamiento del micromundo, donde están los neutrinos y cada una de las partículas que conforman los elementos constitutivos del átomo que se subdivide consecutivamente hasta llegar a una materia que no vemos y  que es pura energía. Así como el vacío tampoco existe, ya que en definición este sería aquello que no está ocupado por algo, pero en sí el vacío está constituido por fuerzas electromagnéticas y una cantidad de elementos que ejercen una acción sobre nosotros mismos.  Todo ello constituye un elemento de transrealidad que nos permea, que nos hace individuos diferentes y que llevado a la realidad nos enfrenta a una infinitud de cosas que no vemos, pero que están ahí existiendo.  Esto de no verlas es sólo cuestión de incapacidad nuestra para apreciar cosas fuera de nuestro espectro visible, o audible, o verificable.

 

¿Cómo es tu proceso creativo?

 

Por lo general creo que se tiene primero una idea preconcebida.  Me he fijado en otros poetas de generaciones anteriores que cuando tienen una idea la anotan en un cuaderno:  Nicanor Parra es un tipo que siempre anda con un cuaderno en la mano.  Entonces se parte siempre de una imagen o idea preconcebida que luego se va dotando de otro tipo de elementos que van configurando un corpus poético.  Después, este último no se deja en bruto porque tiene que ser reelaborado en base a cierta actitud o tendencia.  Yo que escribo a partir del transrealimo busco  una traslocación del tiempo.

 

Mucha mística hay allí...

 

Absolutamente, el poeta transrealista es también un mago, un hechicero, porque se nutre no sólo de esta estructura del tiempo sino que además de elementos basados en la mitología,  que es una disciplina rupturita de coordenadas reales.  

 

Pero volvamos al proceso creativo.  Una vez tomada  la idea preconcebida, se estructura el poema y se empieza a corregir.  Borges decía que un texto se corrige dieciocho o diecinueve veces, él planteaba que el texto perfecto no existe, siempre hay elementos que pueden ser alterados.

 

¿Rompes textos?

 

Por supuesto.  Cuando el texto no tiene una validez estética; 

cuando fue una imagen trunca o que cojea demasiado.  Una imagen ripiosa como diríamos en términos de la poesía.

 

Háblame de tu amistad con Juan Luis Martínez.

 

Conocí a Juan Luis Martínez cuando tenía catorce años por una razón tan lógica como que siempre los poeta tratamos de juntarnos.  En esa época yo funcionaba mucho en Valparaíso, tenía amistades con poetas de la época, y de ellos Martínez fue un hombre que tenía una visón muy clara respecto a lo que era la poesía,  él tenía 18 años y  era un asiduo lector de los simbolistas franceses,  de Rimbaud sobre todo, con una excelencia absoluta:   lo conocía con detalles.  Tal es así que  hay un poema donde aludo a él  en el cual digo que quien te enseñó a conocer París  fue Juan Luis Martínez.   Lo transreal de todo esto es que Juan Luis  nunca había estado hasta ese momento en Francia, donde sí fue mucho más tarde,  casi al borde de su muerte.  Pero él podía identificar cientos de lugares geográficos, conocía donde se reunía Mallarmé o Verlaine, también la casa en que vivió Vallejos; sabía de estos detalles así como de la poesía de cada uno de ellos.  Martínez fue para mí un maestro o más bien un hermano mayor en la poesía.

 

Ahora, Martínez  es un poeta de culto en toda Latinoamérica  donde se le rinden homenajes lamentablemente póstumos.  Es la piedra angular de mucha de la poesía experimental contemporánea, en la que no se puede desconocer su tremenda gran influencia en la obra Raúl Zurita:  sin Juan Luis Martínez la obra de Zurita no tendría validez, comentario que tal vez no le guste a Raúl,  pero es verdad.  Los que nos conocemos de esa época sabemos bien que la viga maestra de la creación de una cantidad de poetas está relacionada con lo que escribió Juan Luis Martínez. 

 

Juan Luis Martínez publicó dos libros:  La nueva novela y La poesía chilena.  Hace poco salió uno titulado Poemas del otro, pero me imagino que la obra de un artista como él es aún más vasta.

 

Sí, su esposa Eliana me ha confesado que aún guarda algunos manuscritos inéditos de Martínez, pero que está esperando un momento más adecuado para poder publicarlos y darlos a conocer de una forma digna y a la altura del poeta.  Que no ocurra como con otros escritores que fueron publicados en forma póstuma (pienso en Correa y Anguita) y que esto no tuvo el impacto que merecían.

 

Durante tu estancia en el extranjero formaste parte del taller Estocolmo.

 

El taller Estolcomo estaba integrado originalmente por cuatro poetas: Sergio Infante, Carlos Geywitz; quienes estuvieron hace poco en un importante encuentro poético llamado "La región XIV, el regreso de 12 poetas chilenos"; además de Adrian Santini; un narrador que era Edgardo Mardones y yo.  Fue muy importante en la época del exilio porque significó una instancia en donde podíamos revisar nuestros texto, que por el solo hecho  de está inmerso en otro país con otra lengua se permeabilizaban a los modismos y estructuras gramaticales de un idioma ajeno.  Esto permitió que hoy en día todos los integrantes hallamos logrado establecer una poética  elaborada y consolidada.

 

¿Qué autores admiras y que están en tu biblioteca?.

 

De los nórdicos no puedo dejar de mencionar a los finlandeses Elmer Diktonius, Edith Södergran, Pentti, Saarikoski y a los suecos Gunnar  Ekelöf, Tomas Tranströmmer y Lars Gustavsson

 

De los chilenos a mí me gusta mucho Huidobro, y por supuesto Gonzalo Rojas.

 

¿Qué piensas tú de lo que pasa ahora acá en Chile con la poesía?.

 

Después de mi viaje a Medellin constaté que en  Colombia se ha educado a la gente para que escuche poesía durante 15 festivales,  que es la misma labor que está haciendo José María  Memet en Chile.  Memet, a través de sus festivales está creando un público  lector de poesía , o sea está logrando algo que es mágico, generar conocimiento de la poesía chilena y mundial, porque eso es lo interesante.  No existe aquí una visión endogámica  en que nos leemos unos a otros  y a lo mejor también a los clásicos, si no que a las grandes voces de Latinoamérica como Juan Gelman, ganador del premio Neruda, quien viene exclusivamente porque esta gran organización (que se llaman los festivales de poesía tanto el de Medellin como el Chile poesía)  han logrado constituir una plataforma de dispersión de la gran lírica  para que llegue a cualquiera.  No es lo mismo que un poeta lea a otro si no que alguien que no es poeta comience a percibir también este arte, los movimientos en boga, las tendencias, los registros, las voces de la poesía.

 

Lo importante es que hoy en  día la labor casi pedagógica que tiene la poesía como elemento de creación, de mirada estética, de construir una plataforma más que paradigmática,  una que esté relacionada con aprender la realidad con belleza y ética,  lleva al individuo a visualizar el mundo con lo más hermoso e íntimo que tiene que es el alma.

 

Ahora tienes tribuna abierta para decir lo que tú quieras.

 

A mí me interesa, sobre todo el día de hoy, que existan instancias, espacios que apoyen aquellas instituciones o grupos de personas que están realizando una labor de propagación de la poesía porque con eso vamos a lograr generar un pueblo más culto, un pueblo más sensible, un pueblo más estético.  La poesía tiene esa carga salvadora que significa magia, belleza, ritmo y  generosidad.

 

 

 

Poemas de Sergio Badilla Castillo.

De su libro Poemas Transreales y Algunos Evangelios.

 

 

Comuna de París.

A Giovanna Badilla A.

 

Una clarinada de alerta con un ritmo estridente suena

como cuerno medieval

                    en algún renglón del fragor de la batalla.

Thiers escapoa de la turba con 12.000 soldados derrotados

en Prusia.

Los andrajosos anhelan / con sus enflaquecidas cataduras /

           un brindis en las trincheras

                            para esclarecer la victoria.

¡Que victoria!  Si tiene la fugacidad de un rayo

Duval  Eudes  Brunel y todos los de Montmartre querían

marchar

sobre Versalles.

(Recibo mi primera herida en la Comuna de París)

¿Qué herida?  Si es mi hermano que muere en 1986 lentamente

de peste en ese municipio.

         También los anarquistas Louise Michel

                        los hermanos Reclus

                                      y Eugene Varlin que construían

sueños

el 28 de marzo  de 1871 entre barricadas y descargas.

Como si fuera vidente

Bakunin idealiza una ciudad central que se declare autónoma.

Una comunidad doncella que se funda de abajo hacia arriba

                                 diría el príncipe Kropotkin en sus

divagaciones e irremediable insomnio.

 

Los esqueletos del poder se organizan para destripar las

utopías

ya no se oye más que el ruido sordo de los adoquines

que caen unos sobre otros en las últimas estampidas.

En las zanjas los harapientos

ya no ansían un brindis  ¿Para qué?  ¿Para vitorear la ruina?

Un trompetazo de atención con una cadencia discordante

retumba como cuerno gótico

                (en algún sitio)  en la quietud y es la derrota.

 

 

Pensando en Kandisky y

Gabriel Münster.

 

Mi apodo es llamativo en este barrio de bohemios de Münich

rodeado de judíos ortodoxos e inmigrantes del este.

En los mesones del Rialto dos pintores

consumen ginebra con cerveza con unas putas pelirrojas.

La noche es clara en los escondites donde apunta la luna.

¿Qué música escuchaba Kandinsky

estando ebrio en el taller?: ¿Era vodka Moskva o Kubanskaya

el que desataba su locura?

Nina en el Cairo despierta de una pesadilla

sobre un niño solitario que juega en la nieve solitaria.

Vassily anhela los pechos delineados

de Gabrille en su camastro para su pincel borracho

sus muslos tensos de valkiria delicada.

Ella llora porque Vassily llora en Moscú por ella:

Una damisela vestida de rosa / patos en vuelo /

                                un retrato de una baronesa.

¡Qué más da!...el piano y el cello están todavía en la misma casa.

Lo pierdo de vista y lo sorprendo en

Neully sur Seine con Paul Klee (bebiendo un Perdnod junto al río).

Los claroscuros y los grises atrapan a las almas terribles

y Moholy-Nagy inmoviliza sus gestos

/ con su cámara virtuosa / cuando pinta un triángulo

que parece estar quieto.

El pincel esfuma el tiempo y la claridad de los matices

y Vassily es obsesivo porque es un gewnio melancólico

ante quien Dios calla la boca en la oscuridad total de la noche.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

De la cosmología.

 

La vida estaba a oscuras: a punto de ocurrir el parto.

Unos nautas rieron estruendosamente en fuga

por el Paraíso

disputándose la atmósfera cubierta de polen.

Años excéntricos de guerras entre parias y señores.

Mi madre sintió entonces el dolor de las madres en su vientre

y supo de mi cruce a través de la cañada.

El sextante perdido entre los trastos de la sala de los juguetes

los astros todavía en el cielo

                       en la mañana de primavera nebulosa.

Una página en blanco como vagina casta

luz imaginando el día infinito

y el ermitaño al final del camino

                    en esa correría por el barrio Almendral del

universo.