M A N U E L   R O J A S

 

" E L   E S C R I T O R   E S

H I J O   D E   S U   E X P E R I E N C I A "

p o r   S a n d r a   M a l d o n a d o   H e n r í q u e z


 

 

 

 

“El escritor es hijo de su experiencia”, declaró Manuel Rojas en una entrevista otorgada al diario La Tercera en 1957  y en su caso se aplica totalmente, ya que su obra es más producto de la  impresionante y azarosa vida que le tocó llevar más que de puros ejercicios intelectuales.

 

El destino lo condujo a deambular por los estratos bajos,  en los suburbios marginales; a realizar diferentes tipos de oficios desde muy joven, de donde rescató la  palabra viva y auténtica  de su experiencia, la que le inspiró una obra llana y llena de referencias a su propia realidad, una vida humilde, iniciándose en el realismo social, en los elementos naturales,  profundizando con ello en cada uno de los personajes de su obra.

 

Se desempeñó como  profesor de literatura en la Universidad de Chile y  también a hizo clases en Estados Unidos.

 

Un hombre de aura seductora al que no le gustaba hablar mucho, amante del silencio. En una de tantas entrevistas se le pregunta: ¿Por qué escribe?  Él responde: Escribo acerca de lo que la vida me ha hecho sentir.

 

 


 

 

 

 

 


 

 

(1896-1973)

 

Poeta, cuentista, novelista, escritor de ensayos y obras de teatro. Manuel Rojas nació en Buenos Aires, hijo de padres chilenos.  Su infancia se vio complicada con los continuos viajes desde Argentina a Chile. A los 11 años, muere su padre, lo que lo obliga a trabajar.  Ejerció los más diversos oficios: electricista, pintor, peón de ferrocarril y actor en compañías teatrales. A los 16 años  cruzó la frontera a pie y oculto en un vagón de ferrocarril, llegando a Santiago.  En Valparaíso, a los 17, es encarcelado.  Ya en esa época comenzó a tener contacto con grupos anarquistas.  En 1921, integrando una compañía de teatro, vuelve a Argentina en donde se quedaría por tres años en Buenos Aires.  En 1924 regresa a Chile para quedarse.  Hasta ahí, una corta existencia llena de aventuras, alegrías y penurias.

 

 

Sin embargo, gran parte de su vida la dedicó a la literatura, escribiendo entre 1921 y 1971.  Con un estilo intimista, por sus propias experiencias, logró  adentrarse en los sentimientos y mentes de sus personajes, tanto así que gran parte del pueblo chileno se sintió identificado con los protagonistas de sus novelas.

 

Manuel Rojas aportó a la literatura Chilena con varias innovaciones narrativas, con ellas pudo adentrarse en  la expresión sicológica y existencial de sus personajes en condiciones de precariedad y marginalidad social, como obreros, revolucionarios, ladrones, anarquistas, actores de teatro, en fin.

 

Cabe mencionar  que su obra tiene fuertes rasgos autobiográficos, lo que se puede observar, por ejemplo, en su libro  “A pie por chile”, publicado en 1967 por Editorial Santiago, acá describe sus aventuras al cruzar a pie la cordillera de los Andes por el Cajón del Maipo.

 

Su primera publicación literaria, un soneto titulado  “Gusano”,  aparece en la revista literaria del grupo de Los Diez en 1917 y fue incorporado después en numerosas antologías.

En la novela se inicia con la obra “Lanchas en la bahía” (1932), centrada en la vida de un joven despedido de su trabajo y en las relaciones que sostiene con un amigo y una prostituta.  Luego vino “La Ciudad de los Césares” (1936).  Después, en 1951, publica “Hijo de Ladrón”, novela con la que obtendría el mayor reconocimiento y la cual da origen a la tetralogía protagonizada por Aniceto Hevia.  A “Hijo de Ladrón”, le siguieron “Mejor que el vino” (1958), “Sombras contra el muro” (1964) y “La oscura vida radiante” (1971).  Aniceto Hevia  aparece  en todas ellas y se puede apreciar la evolución  y madurez del personaje, que en el fondo es la realidad de la vida del autor, muy cruda y triste  por cierto, considerando que en esos años habían demasiados conflictos en todo el mundo, guerras y revoluciones.  En Chile la clase obrera  era reprimida y obligada a vivir en deplorables condiciones.  Hevia, con el tiempo va conociendo grupos de anarquistas, intelectuales y junto con ello el sentido de los ideales, los cual se plasma en una identidad obrera y termina  con la secuencia de Aniceto alcanzando una madurez humana que se puede apreciar al finalizar La oscura vida radiante.  Otra novela, entre medio de la tetralogía de Aniceto Hevia fue “Punta de rieles” (1960). Publicó también recopilaciones de cuentos, como “Hombres del Sur” (1926), “El delincuente” (1929), que incluye el hermoso y sobrecogedor cuento “El vaso de leche”;  y “El bonete maulino” (1943), e incursionó en la lírica con volúmenes como “Poéticas” (1921) y “Tonada del transeúnte” (1927).

 

 


 

 

 

 

 

 


 

 

En 1957 recibe el Premio Nacional de Literatura.

 

En 1959, Manuel Rojas junto a la muy reconocida Isidora Aguirre realizan y montan  una obra de teatro: la tragedia Población Esperanza, la cual se presenta en el Teatro Municipal de Concepción, dirigida por Pedro De La Barra con un destacado elenco del Teatro de la Universidad de  Concepción, entre ellos Nelson Villagra, Delfina Guzmán, Luís Alarcón y Tennynson Ferrada .

 

Para la época esta obra marcó un hito, al ilustrar en el escenario la marginalidad social, la precariedad de muchas poblaciones, la expresión de los personajes era  tan semejante a la  realidad, que  fue todo un  éxito;  recibieron muy buenas críticas.  Con esta obra obtuvieron el Premio de Teatro en  1959, del Círculo de Críticos de Arte y  el Laurel de Oro entregado por los espectadores.  También llevaron esta obra a Buenos Aires y a Montevideo. Hasta el día de hoy esta obra se mantiene vigente con jóvenes actores.

 

En 1960 Manuel Rojas publica “Punta de Rieles”, con esta obra  da un vuelco y se aleja totalmente del resto de su trabajo.  En esta novela describe a un hombre de clase alta, consciente de su poder,  el cual usa para cometer diversos abusos,  Sin embargo, también  matiza e ilustra una profunda humanidad.

 

Los manuscritos de esta obra los entregó a la Facultad de Humanidades de la Universidad de Concepción donde impartió talleres de verano, logró   fuertes lazos con los estudiantes a los cuales les hablaba de su experiencia y los oficios que  aprendió desde muy joven.  El poeta Jaime Quezada, joven poeta en esos años, estaba presente  en esta ceremonia. Lo recuerda como un acto sublime, conmovedor y perdurable, al igual que la obra de Manuel Rojas, uno de los mejores narradores de la Literatura Chilena.

 

 

GUSANO

 

Lo mismo que un gusano que hilara su capullo,
hila en la rueda tuya tu sentir interior;
he pensado que el hombre debe crear lo suyo,
como la mariposa sus alas de color.

Teje serenamente, sin soberbia ni orgullo,
tus ansias y tu vida, tu verso y tu dolor.
Será mejor la seda que hizo el trabajo tuyo,
porque en ella pusiste tu paciencia y tu amor.

Yo, como tú, en mi rueca hilo la vida mía,
y cada nueva hebra me trae la alegría
de saber que entretejo mi amor y mi sentir.

Después, cuando mi muerte se pare ante mi senda,
con mis sedas más blancas levantaré una tienda y,
a su sombra, desnudo, me tenderé a dormir.

 
 

 


 

 

 
 

Manuel Rojas, Dr. Hernán San Martín, Pablo Neruda, Fernando Alegría y Gonzalo Rojas. Talcahuano - Chile, 1959