T e n d e n c i a s  :  A R T I G R A F Í A

P O R  M A T  S I G Ü I     


 

Mat Sigüi, es artista plástico español.  Nacido en Madrid en 1962.

 

Estudió Suficiencia de Investigación en la Facultad de Ciencias de las Información, Universidad Complutense Madrileña.

 

Ha realizado varias exposiciones individuales, entre ellas:  1988, Magnitudes Etéreas de un Sueño; 1990, Elucubraciones acerca de un autor; 1992, Donde vibra el aire; 1993, Artigrafías para Vaterismos; 1997, Artigrafías Neperianas; 1998, Inmanencias Pictóricas.

 

Ha creado todo un concepto estético acerca de la Artigrafía.


 

E S T É T I C A  D E  L A  A R T I G R A F Í A .


La artigrafía es un proyecto estético. Un postulado de creación.

 

Si el arte concibe mil formas diferentes de expresión, si las percepciones de la concepción artística no son únicas, la artigrafía no es elemento trasgresor, sino renovador de la estética del arte.

 

Mil veces la sombra y la frialdad construyen su nombre y emborronan la historia del arte, mil veces las modas amparan postulados mezquinos que nada constituyen, mil veces el designio del arte se ve sometido a las dictaduras y a la voz del poder.

 

Sólo la voz auténtica prevalece entre las musas, lo genuino tiene soporte de ingenuidad a veces, lo grandioso tiene esencia de cotidianidad mil veces, la verdad no se construye con dinero solamente, es el sacrificio y la investigación quien otorga los parabienes de las musas.

 

La artigrafía nace ante la visión de mil mezquinos rasguidos en lienzos, ante la esperpéntica voz de mil brochazos sin forma, ante la duda en la realidad de la verdad artística, ante el paso de ingentes cantidades de dinero derivadas a espacios mediocres.

 

La artigrafía no pretende rasgar vestiduras ni vestir santos, ni busca seguidores ni acólitos, es un canto personal que no quiere herederos, ni modas, ni refugios de personajes célebres.

 

La artigrafía es sólo reflexión y sudor, entretenimiento e inspiración, y es investigación en la soledad. Sólo por divertimento y por una búsqueda de otro camino, por experimentación en la misma experimentación, por el placer de conocer y buscar, por la necesidad de encontrar, nace la artigrafía. Y no tiene necesidad de que nadie la entienda o la comparta, la busque o la secunde pues en si misma ya ha triunfado.

 

 

L A  I L U S I Ó N  A R T I G R Á F I C A .


En el proceso creativo artigráfico se funden la causalidad y la casualidad. Causalidad como referente de una inquietud que es sustrato emergente de anhelos y proyecciones internas, casualidad como instinto derivado de la magia del arte, entorno de difícil y rara sujeción al ser exponente de circunstanciales ofrendas de las musas.

 

Nada en el arte es causal totalmente, ni es casual totalmente, la mezcla de imaginación y técnica, la lucha de la idea y la realización de la idea entre el soporte y la técnica a emplear contra la ingenua y fresca idealidad  de la imagen interna.

 

Y la obra nace entre convicciones y circunstanciales retos del destino, y es autónoma a veces, y crece sola entre la mirada y la ejecución anodina del autor. Porque la imaginación y la ilusión toman las riendas de la obra y el autor, a veces, es sólo un transmisor del torrente autónomo que genera la obra en si misma.

 

 

E L  C O L O R  E N  L A  A R T I G R A F Í A .


El color es tono y es contraste de notas rítmicas, es envoltorio del objeto y es alma del objeto.

 

El  color es energía y es frialdad, es calidez y es sobriedad.

 

El color es grito y catarsis, y es armonía y equilibrio.

 

El color es veladura y reflejo, y tono y ritmo pausado.

 

El color es espacio inerte y es fuerza viva.

 

El color es proyección de sombra y dualidad con la luz. El color es angustia, y es riqueza, y es belleza cromática y astral impulso creador.

 

El color es dinamismo y es pausa, y sincronía, y ruptura, y renovadora esencia que debate su proyección en la obra.

 

Y el color se hermana y fusiona con otros cromatismos, como comunión de ritmo y armonía, o se revela y lucha por salir de entornos disformes o anodinos.

 

Es el color espacio que sumerge el sentir en sensaciones de calidez y de armonía, o es chillido estridente que golpea furioso como cuchillo en el alma.

 

Regálame color, pero regálame pureza, regálame equilibrio en el que descansar mi alma cansada del diario devenir.

 

 

E L  R I T M O  E N  L A  A R T I G R A F Í A .


Cada forma es distorsión de siluetas y envoltorio de líneas. El ritmo  da cadencia y  vitalidad a todo espacio, como recurso envolvente, como reducto mágico de un entorno que nació para transgredir la historia.

 

Mil sinuosas diferencias recortan el tiempo, postulados de una era que entre neón y plástico da tributo de su quehacer al tiempo. Mil esencias de color compartidas entre luz y papel, como presencias del brillo de unas hadas que dejan en el soplo creativo la magia de su instante de creación.

 

Ritmo, brote de cadencia musical entre la armonía de la obra y el designio del autor. Ritmo, onda emergida dentro del vacío, luz loca que transgrede la sombra, blanco sobre blanco en un mundo gris.

 

Y la esencia de la corporeidad se alza entre las cosas mundanas, y la belleza de un brillo recorta espacios con tintes de color.

Ritmo, vuelve a renacer, de nuevo, sin quiebros, como soporte vital en la obra...pues el mundo tiene necesidad de ti.

 

 

E L  A U T O R RE T R A T O  E N  L A  A R T I G R A F Í A .


El autorretrato como inspiración en el ser desde uno mismo, como circunloquio interno, como transposición plástica del onírico yo, como transmutación estética de lo que quisiéramos ser, como reflejo huido de un instante nunca engendrado, donde la irrealidad de cada uno se torna artificio al encuentro de las musas.

 

El autorretrato como encuentro en sí mismo en el lenguaje desbarrante y mil veces maldito del arte, donde las furias de caballos desbocados no saben querer dominarse, persiguiendo un tiempo que se acaba, que nunca volverá, renaciendo en un instante con el que transgredir las  fronteras del olvido.

 

Nunca quiméricas voces quisieron ser saciadas, y queda en ese lugar, a la espera del designio de los tiempos, la estática imagen de uno mismo, la escueta estela de lo que fuimos o lo que nunca quisiéramos entender, nuestro PROPIO YO.

 

       

Mil veces torturadas nuestras voces, esgrimidas por conciencias calladas, apagadas entre los devaneos del destino, se erige como promontorio mágico la mirada interna, el reflejo del alma, la quemazón que nos corroe, la fuerza que nos mueve, el momento que nos conmueve y nos edifica. Es el dulce eco de nuestro adiós, sin pedir permiso, con voluntad propia, albergando en la fantasía la esquela de un día que ya murió. Queda entonces, en el reposo, el testimonio de ti.