N I E T Z S C H E

F r a g m e n t o s    S o b r e    E l    E t e r n o    R e t o r n o


 

César Eugenio Vásquez López ( Santiago de Chile, 1955 ) Poeta y filósofo. 

 

Desde 1996 dicta talleres de poesía extática, además de clases de filosofía y de lectura del tarot. Tiene publicaciones en 25 revistas hispanoamericanas y fue el creador y director de la revista Alas de Literatura.

 

Colabora con artículos de filosofía y poesía en distintos portales como Astrolabio.net  y El Bolígrafo.

 


 

Nietzsche en un fragmento poético, onírico y más aún: de hondura filosófica; cavila y esboza  su peculiar intuición del Eterno Retorno. Por ende, el alma intuitiva de Nietzsche, derrama su abisal pensamiento. Su caótico espíritu germina en un cántico. En una existencial pesadumbre.

 

En este breve texto:"La Carga Más Pesada", del libro: Gaya Ciencia; Nietzsche describe su singular cognomento sobre el retorno de todo de los enigmas. El Eterno Retorno emerge entonces de las profundidades de Nietzsche como un rayo del infinito. Es un temblor que lo remece desde sus raíces; es una sombra que no lo abandona. Empero, abandonado al fulgor de sus ideas, Nietzsche en un diálogo consigo mismo, irrumpe desde los abismos del pensar y declama: "Vamos a suponer que cierto día o cierta noche un demonio se introdujera furtivamente en la soledad más profunda y te dijera:/Esta vida tal como tú la vives y las has vivido tendrás que vivirla todavía otra vez y aún innumerables veces; y se te repetirá cada dolor, cada placer y cada pensamiento, cada suspiro y todo lo indeciblemente grande y pequeño de la vida/". No obstante, ¿Quién es aquel demonio que atormenta a Nietzsche, o al hombre acongojado por la revelación del Eterno Retorno? Nietzsche no descifra el misterio. Deambula si, sumido en sus reflexiones. Analizo: aquel demonio pudiera ser la aparición de un ente metafísico. O quizá, el  desconocido y oscuro horizonte que subyace en las honduras de Nietzsche. O también, un demonio literario. Un delirar místico... Un ser irreal que configura la perpleja existencia del hombre...

 

Cabe consignar, este demonio avizora que el hombre tiembla ante la complejidad de que el mundo fuera un eterno retornar. Pero, ¿qué asidero tendría la existencia del hombre?. ¿Por qué aquel demonio brota como llamarada en la conciencia de Nietzsche? ¿Qué luz iluminó a Nietzsche cuando transcribe estos pensamientos? Evidente es, aquel demonio conoce el desgarrador sino del hombre. Su fugaz deambular por la tierra. Al parecer, este demonio sería la antítesis del divagar religioso. Un ser meramente conceptual. Un tronar en el alma del hombre. Además, nos revela que el arcano del hombre es un sempiterno oscilar. Todo la historia del hombre se repite en un infinito devenir. El calvario del hombre sería estar inmerso en la vorágine de la naturaleza. Abandonado a su soledad. A la inmensidad del cosmos. Esclarezco: a la desaparición de Dios.

 

¿Nietzsche: sustituye a Dios por la  salvaje sabiduría de aquel demonio? ¿Será este demonio el principio filosófico de una teoría Nietzscheana? ¿Tal vez este demonio sea el aniquilador de la metafísica?

 

Para Nietzsche, este demonio representa el calvario del hombre. Conjeturo: la cruz en donde el hombre cae en pedazos al más oscuro de los enigmas.

 

Al adentrarnos en estos ditirambos de Nietzsche, encontraremos como él va explanando una teoría casi mecánica del universo: "además todo se repetirá en el mismo orden y sucesión... Y hasta esta araña y este claro de luna entre los árboles y lo mismo este instante y yo mismo"... Barrunto: ¿Qué fenómeno se suscita para que todo siempre se repita? ¿Cómo está conformado el mundo para que lo tengamos que pensar así? Este Eterno Retorno ¿lo mueve todo desde lo intangible? ¿O es la condición abismal de la materia? ¿Es el Eterno Retorno el naciente Dios?  Repienso: ¿nunca hubo esencias? ¿Solo la realidad del tiempo, que se manifiesta como Eterno Retorno?

 

¿Por qué Nietzsche insinúa tener la lucidez y la certeza espiritual del eterno retornar? ¿Tiene la materia la divina capacidad de regenerarse y repetirse en una misma forma o figura?. ¿Si no como explicar cuando Nietzsche subraya el suceso de la araña y del resplandor de la luna sobre el follaje de los árboles? Sin embargo, su voz es de mayor hondura cuando dilucida el vocablo "y yo mismo". A saber, al retornar todo lo existente debemos escindir el retorno del hombre, de la materia. Al respecto, lo que retornaría en Nietzsche ¿sería su espíritu?.. ¿Por eso Nietzsche tiene conciencia del incesante devenir? ¡Que complejidad discernir sobre el ancestral destino del hombre! Aquel sino regido por el perpetuo oscilar del Eterno Retorno.

 

Nietzsche añade: "El eterno reloj de arena de la existencia dará la vuelta siempre de nuevo, y tú con él corpúsculo de polvo" Aludo, el hombre ya no es un ser creado, sino criatura arrojada a la infinita nada. Una diminuta partícula que surgió de inmemoriales tiempos. Eventualmente, si para el hombre hubo un comienzo, y este origen fue el Eterno Retorno, Nietzsche aquí no lo pregona.  Tampoco, si el hombre es un átomo más, en el sin principio ni fin del Eterno Retorno.

 

Nietzsche en un lenguaje taciturno: en una parábola de fuego, declama el arcano del hombre. Acoto, en una dionisíaca simbología, sentencia al hombre como una semilla del Eterno Retorno. Esgrimo: como  un corpúsculo de polvo que se diluye en su propia aflicción y en su efímera existencia.

 

Al menos, el hombre eternamente retorna. Y he ahí su grandeza filosófica; su religioso verbo: no sucumbir a la incertidumbre de la vida. Valoro: el Eterno Retorno le hará vivenciar perenne todas las vicisitudes de la experiencia humana. El hombre se repite históricamente, y con él toda su cultura... Infinitas veces el mismo Crucificado en aquella simbólica Cruz. ¡Que paradoja! ¿Las civilizaciones son tan solo arquetipos, que resplandecen fugazmente en un Eterno Retorno?

 

Al seguir escudriñando en las hondonadas de este párrafo, avizoramos como Nietzsche clama su pensar nocturnal, desde lo más recóndito de su peculiar espíritu. Es un colosal dialogo con este hermético demonio. 

 

De momento, esta aparición fantasmal; esta revelación sobrenatural transfigura a Nietzsche. Lo arroja a lo desconocido. Lo eleva a lo inmensurable. Reflexiono: lo transforma en el hombre que tiene una ingente visión cosmogónica. A Nietzsche, un relámpago lo alumbró. ¿Quién antes escucho semejante voz demoníaca? Exclamo: ¿Buda, Heráclito, Platón, Jesús?

 

Cabe señalar, que las interrogantes sobre el origen de este demonio no tienen un trasfondo Metafísico-Cristiano. En definitiva, este demonio no representa el mal ontológico.  Con todo, es la irrupción de una nueva alborada del pensamiento. Acoto, es la caída del hombre a las simas de sí mismo. Nietzsche, comienza aquí en el texto: "La Carga Más Pesada", a peregrinar por el albor de su dilucidar más complexo. Eso sí, apenas esboza en estos fragmentos su teoría del Eterno Retorno. Con posterioridad, esta idea existencial la retoma en la tercera parte de su Zaratustra. Añado: además, ahondará en tal pensamiento del retorno, en sus escritos inéditos y en algunos legajos, que podemos encontrar en su libro póstumo "La Voluntad de Poder".

 

Estas ideas conceptuales que remecen el alma de Nietzsche, aparecen para mostrar un nuevo sendero en el deambular del hombre. Constituyen la piedra angular del nuevo filosofar, sin el asidero que otorgaba la creencia en el Ente: En aquel Uno Primordial. Ahora, el hombre es el poeta extraviado en el decurso de la historia. El melancólico habitante que escucha en el palpitar de su corazón y en el torrente de su sangre, el clamor de aquel demonio que presagia el Eterno Retorno.

 

De súbito Nietzsche sigue exponiendo su dialogo luciferino con tal demonio: "O puede que hayas tenido alguna vez la vivencia de un instante prodigioso en el que responderías: /¡tú eres un dios y nunca oí nada más divino!/ Si aquel pensamiento llegase a apoderarse de ti, te transformaría como tú eres y acaso te aplastaría. En todo tu obrar, a cada cosa y a cada paso, se impondría como la carga más pesada la pregunta: /¿quieres que se repita esto otra vez y aun innumerables veces?/". En un murmullo pleno de congojas Nietzsche va decantando sus ideas del retorno. No es la plegaria del hombre desamparado de sus mitos y creencias religiosas. Es el himno del solitario. La profecía del que ha sido iluminado por la verdad más radical. Al elucidar este trozo escrito por Nietzsche, podemos musitar que ya no es una tragedia el retornar eternamente. El espíritu creador del hombre, le permitiría soslayar todo el dolor y la miseria humana. ¿Acaso sería un calvario para Mozart o Beethoven componer sempiternamente su inefable música? ¿Por qué no suponer que  lo exiguo de la existencia humana es el primigenio acto poético del Eterno Retorno? ¿Por qué no reflexionar que esta percepción del Eterno Retorno, tan solo  subyace y emana, como una imperceptible señal o signo en el subconsciente del hombre? Supongamos que este demonio que le murmura a Nietzsche, tuviera una visión estética del universo. Entonces, ¿la revelación del Eterno Retorno sería la génesis antitética de los valores míticos del hombre?

 

Nunca en este relato, se explica si el Eterno Retorno solo se realiza en el mundo fenoménico; o si  hay un orbe intangible paralelo al nuestro, en el cual también transcurre este mismo suceso. Es decir, si el Eterno Retorno se realiza en un acaecer temporal; o si tiene un origen óntico.

 

Este demonio que habita en las entrañas de Nietzsche, no tiene reminiscencias presocráticas. No se conmovió con la ideas arquetípicas del Timeo de Platón. No conjuga con la luminosidad de San Agustín y Tomás de Aquino. No se inspiró en la antinomias Kantianas. En fin, no es Hegeliano. Describo: este demonio es el colosal filósofo que no sucumbe ante la pavorosa realidad de visualizar y concebir el mundo como un Eterno Retorno... Certidumbre, que antes no fue concebida por el pensamiento filosófico. Argumento: este demonio que le susurra a Nietzsche, escrutó huellas más insondables que el devenir de Heráclito.

 

¡Que dantesca imagen del mundo! Imaginar por ejemplo, a un supremo Ser que concibe al mundo como un eternal fluir. ¡O como aprehender esta sentencia de aquel silente demonio, qué habló un día a Nietzsche! "¿Quieres que se repita esto otra vez y aun innumerables veces?". Concluyo: ¿Qué se repitan todos los holocaustos? ¿Cuál imperecedera la resurrección del Hijo?. ¿Quién extravió el camino del relumbrar meditativo?.. ¿Aquel demonio, Nietzsche, o el hombre?

 

En este relato: "La Carga Más Pesada" del libro: Gaya Ciencia, Nietzsche inicia la alegoría del Eterno Retorno. Asume su sapiencia. Y espera en silencio, que otra vez, este demonio le murmure inéditos augurios. En efecto, un original dialogo entre Nietzsche y este genial demonio, surgirá en la tercera parte del Zaratustra. Un Nietzsche más lírico; y un demonio más profundo, hablarán nuevamente sobre el Eterno Retorno.

 

 

César  Eugenio Vásquez López

(Poeta y Filosofo de Chile)

 

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