N I C A N O R    P A R R A 

P O E M A S   &   A N T I P O E M A S


C O N    A R C H I V O S    E N    M P 3

 

Para ubicar al poeta dentro del contexto de su cronología vivencial, se debe contar con un instrumento preciso, ya que su tiempo y su espacio comprenden un permanente baúl de Pandora:  ora enseña mecánica racional en la universidad, ora confecciona "artefactos"; aquí dicta conferencias, acullá dirige un taller literario, etc.  No haremos, sin embargo, caso de líneas consecutivas y nos abocaremos al quehacer fundamental y formador:

 

Nace en Chillán (lo que no se debe olvidar) en 1914 y allí cursa sus estudios básicos y medios.  Tras aquello, va a Santiago y se gradúa de profesor de matemáticas.  Entre tanto, ya eligió un destino  - la poesía -.  Pero no parece tener prisa en ser "famoso"; espera diecisiete años para dar a luz su segundo libro: Poemas y Antipoemas (1954), que fue reconocido un año después con el Premio Municipal de Poesía de Santiago y con el cual produjo un corte radical en la poesía chilena e hispanoamérica, marcando la irrupción del modelo antipoético.  En este volumen desarrolló su propuesta literaria, distinta 

de las que practicaban los creadores chilenos en ese momento: la antipoesía. Sus versos cargados de ironía, utilizan un lenguaje cotidiano, directo, con un ritmo que se adapta a la circunstancia a la que se refiere.

 

Entonces ya el nombre de Nicanor Parra es ubicado en un lugar personalísimos dentro de la poesía americana y de más allá.  El tiempo transcurrió útil.  El poeta descubrió una manera de interpretar el desorden que parte de la mente y de la acción humanas.  Su lírica (no sabemos si le viene el apelativo) emerge de escombros, de teorías putrefactas, de energúmenos que se vanaglorian de serlo; de vates que sueñan sueños inverosímiles, de "doctores" de nada; de todo lo que se llama "realidad", "buena crianza", "progreso", "moral", "sensibilidad social" y otras yerbas de ese jaez.  Parra descerraja, violentamente los candados y deja partir el nauseabundo olor a podrido que todo aquello había acumulado durante milenios.  Lo hace con tal soltura de cuerpo que los directamente aludidos lo consideran una broma y sigue haciendo de las suyas, como si nada hubiera pasado.  Pero Nicanor Parra confecciona armas más eficaces, hasta que lo divertido se transforma en mortal.  Entonces "hay que matar a la bestia..."  Y los energúmenos creen que verdaderamente deben hacerlo.  No saben que apenas son "las manos del gato..."

 

En 1943 viaja a Estados Unidos con beca otorgada por el Institute of Intertional Education, donde estudia mecánica avanzada en la Universidad de Brown.  Allí permanece durante tres años. En 1948 es nombrado director interino de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile.  En 1949 viaja a Inglaterra, con beca del Consejo Británico.  Estudia cosmología con E. A. Milner, permaneciendo en Gran Bretaña hasta 1951.  Después enseña matemáticas y física en la Universidad de Chile.  Pronto, nuevamente, es invitado a diversos países:  Estados Unidos, Unión Soviética, China Popular, Cuba, Perú, Panamá, México, etc.  En todas partes dicta conferencias, organiza talleres, asiste a congresos, a mesas redondas con personalidades de talla universal como Ezra Pound, Allen Ginsberg y otros; recibe premios, títulos y es traducido y estudiado en diversos planteles universitarios, y edita libros.

 

A esta altura, Nicanor Parra es ya un nombre universal.  Lo estudian  - en libros y ensayos - en Inglaterra, Holanda, Rumania, Rusia, Finlandia, Cuba, Suiza, Estados Unidos, Italia, Suecia, España, Argentina, etc.  En Chile recibe el Premio Nacional de Literatura en 1969. Una nueva Beca (Guggenheim) lo lleva a Estados Unidos, en 1972.  Se filman dos películas sobre su vida y obra:  1.- Nicanor Parra en Nueva York, de Jaime Barros, y  2.- Nicanor Parra, de Guillermo Kahn.  Patricio Larzundi pide por primera vez el Premio Nobel para Parra, en la revista de la Universidad de Columbia; y la Sociedad Hispanoamercana de Nueva York, bajo la presidencia de Mario Meza, apoya la moción.

 

En el prólogo de Antipoemas, editado por Seix Barral, José Miguel Ibáñez Langlois, entre otras consideraciones, dice lo siguiente:

 

"Pues bien, el antipoema de Parra no es la serena y apolínea creación que se produce en una cumbre de equilibrio de la forma verbal y la experiencia humana.  Es la poesía de una época no apta para tales triunfos, clasicismos ni armonías, porque en ella se extingue el brillo de la divinidad en el mundo, y cabe repetir con Holderlin:  ¿..y para qué ser poeta en tiempos de penuria?   El antipoema es una respuesta posible:  una palabra que ya no puede cantar a la naturaleza, ni celebrar al hombre, ni glorificar a Dios o a los dioses, porque todo se ha vuelto problemático, comenzando por el lenguaje.  En compensación, este producto alejandrino, romántico e imperfecto renueva un intenso contacto del hombre con su destino y con las honduras de la subjetividad viva; aparece como una recuperación - por la palabra - de la realidad perdida en las palabras, y es el semillero de nuevas e inusitadas formas del lenguaje".

 

Del Diccionario de la Literatura Chilena de

EFRAÍN SMULEWICZ

 


 

Los siguientes archivos de audio pertenecen a una versión pirata de un disco editado en fecha indeterminada por un sello indeterminado, en él aparece Nicanor Parra recitando algunos de sus poemas y antipoemas, con excepción del registro "Defensa de Violeta Parra", que fue grabado en París en 1965 y editado por EMI Odeón chilena.  Acompaña al antipoeta  la misma Violeta Parra en guitarra.

 

Los registros fueron obtenidos directamente de los discos de vinilo, por lo que vienen con problemas de sonido, pero valen la pena con creces.

 


 

 

E S   O L V I D O  

 

Juro que no recuerdo ni su nombre,
Mas moriré llamándola María,
No por simple capricho de poeta:
Por su aspecto de plaza de provincia.
¡Tiempos aquellos!, yo un espantapájaros,
Ella una joven pálida y sombría.
Al volver una tarde del Liceo
Supe de la su muerte inmerecida,
Nueva que me causó tal desengaño
Que derramé una lágrima al oírla.
Una lágrima, sí, ¡quién lo creyera!
Y eso que soy persona de energía.
Si he de conceder crédito a lo dicho
Por la gente que trajo la noticia
Debo creer, sin vacilar un punto,
Que murió con mi nombre en las pupilas,
Hecho que me sorprende, porque nunca
Fue para mí otra cosa que una amiga.
Nunca tuve con ella más que simples
Relaciones de estricta cortesía,
Nada más que palabras y palabras
Y una que otra mención de golondrinas.
La conocí en mi pueblo (de mi pueblo
Sólo queda un puñado de cenizas),
Pero jamás vi en ella otro destino
Que el de una joven triste y pensativa.
Tanto fue así que hasta llegué a tratarla
Con el celeste nombre de María,
Circunstancia que prueba claramente
La exactitud central de mi doctrina.
Puede ser que una vez la haya besado,
¡Quién es el que no besa a sus amigas!
Pero tened presente que lo hice
Sin darme cuenta bien de lo que hacía.
No negaré, eso sí, que me gustaba
Su inmaterial y vaga compañía
Que era como el espíritu sereno
Que a las flores domésticas anima.
Yo no puedo ocultar de ningún modo
La importancia que tuvo su sonrisa
Ni desvirtuar el favorable influjo
Que hasta en las mismas piedras ejercía.
Agreguemos, aun, que de la noche
Fueron sus ojos fuente fidedigna.
Mas, a pesar de todo, es necesario
Que comprendan que yo no la quería
Sino con ese vago sentimiento
Con que a un pariente enfermo se designa.
Sin embargo sucede, sin embargo,
Lo que a esta fecha aún me maravilla,
Ese inaudito y singular ejemplo
De morir con mi nombre en las pupilas,
Ella, múltiple rosa inmaculada,
Ella que era una lámpara legítima.
Tiene razón, mucha razón, la gente
Que se pasa quejando noche y día
De que el mundo traidor en que vivimos
Vale menos que rueda detenida:
Mucho más honorable es una tumba,
Vale más una hoja enmohecida,
Nada es verdad, aquí nada perdura,
Ni el color del cristal con que se mira.
Hoy es un día azul de primavera,
Creo que moriré de poesía,
De esa famosa joven melancólica
No recuerdo ni el nombre que tenía.
Sólo sé que pasó por este mundo
Como una paloma fugitiva:
La olvidé sin quererlo, lentamente,
Como todas las cosas de la vida.

 

De Poemas y antipoemas (Santiago, Nascimento,1954)

 


 

A U T O R R E T R A T O  

 

Considerad, muchachos,
Este gabán de fraile mendicante:
Soy profesor en un liceo obscuro,
He perdido la voz haciendo clases.
(Después de todo o nada
Hago cuarenta horas semanales).
¿Qué les dice mi cara abofeteada?
¡Verdad que inspira lástima mirarme!
Y qué les sugieren estos zapatos de cura
Que envejecieron sin arte ni parte.

En materia de ojos, a tres metros
No reconozco ni a mi propia madre.
¿Qué me sucede? -¡Nada!
Me los he arruinado haciendo clases:
La mala luz, el sol,
La venenosa luna miserable.
Y todo ¡para qué!
Para ganar un pan imperdonable
Duro como la cara del burgués
Y con olor y con sabor a sangre.
¡Para qué hemos nacido como hombres
Si nos dan una muerte de animales!

Por el exceso de trabajo, a veces
Veo formas extrañas en el aire,
Oigo carreras locas,
Risas, conversaciones criminales.
Observad estas manos
Y estas mejillas blancas de cadáver,
Estos escasos pelos que me quedan.
¡Estas negras arrugas infernales!
Sin embargo yo fui tal como ustedes,
Joven, lleno de bellos ideales
Soñé fundiendo el cobre
Y limando las caras del diamante:
Aquí me tienen hoy
Detrás de este mesón inconfortable
Embrutecido por el sonsonete
De las quinientas horas semanales.


De Poemas y antipoemas (Santiago, Nascimento,1954)

 


 

S O L I L O Q U I O    D E L

I N D I V I D U O

 

Yo soy el Individuo.
Primero viví en una roca
(Allí grabé algunas figuras).
Luego busqué un lugar más apropiado.
Yo soy el Individuo.
Primero tuve que procurarme alimentos,
Buscar peces, pájaros, buscar leña,
(Ya me preocuparía de los demás asuntos).
Hacer una fogata,
Leña, leña, dónde encontrar un poco de leña,
Algo de leña para hacer una fogata,
Yo soy el Individuo.
Al mismo tiempo me pregunté,
Fui a un abismo lleno de aire;
Me respondió una voz:
Yo soy el Individuo.
Después traté de cambiarme a otra roca,
Allí también grabé figuras,
Grabé un río, búfalos,
Grabé una serpiente
Yo soy el Individuo.
Pero no. Me aburrí de las cosas que hacía,
El fuego me molestaba,
Quería ver más,
Yo soy el Individuo.
Bajé a un valle regado por un río,
Allí encontré lo que necesitaba,
Encontré un pueblo salvaje,
Una tribu,
Yo soy el Individuo.
Vi que allí se hacían algunas cosas,
Figuras grababan en las rocas,
Hacían fuego, ¡también hacían fuego!
Yo soy el Individuo.
Me preguntaron que de dónde venía.
Contesté que sí, que no tenía planes determinados,
Contesté que no, que de allí en adelante.
Bien.
Tomé entonces un trozo de piedra que encontré en un río
Y empecé a trabajar con ella,
Empecé a pulirla,
De ella hice una parte de mi propia vida.
Pero esto es demasiado largo.
Corté unos árboles para navegar,
Buscaba peces,
Buscaba diferentes cosas,
(Yo soy el Individuo).
Hasta que me empecé a aburrir nuevamente.
Las tempestades aburren,
Los truenos, los relámpagos,
Yo soy el Individuo.
Bien. Me puse a pensar un poco,
Preguntas estúpidas se me venían a la cabeza.
Falsos problemas.
Entonces empecé a vagar por unos bosques.
Llegué a un árbol y a otro árbol;
Llegué a una fuente,
A una fosa en que se veían algunas ratas:
Aquí vengo yo, dije entonces,
¿Habéis visto por aquí una tribu,
Un pueblo salvaje que hace fuego?
De este modo me desplacé hacia el oeste
Acompañado por otros seres,
O más bien solo.
Para ver hay que creer, me decían,
Yo soy el Individuo.
Formas veía en la obscuridad,
Nubes tal vez,
Tal vez veía nubes, veía relámpagos,
A todo esto habían pasado ya varios días,
Yo me sentía morir;
Inventé unas máquinas,
Construí relojes,
Armas, vehículos,
Yo soy el Individuo.
Apenas tenía tiempo para enterrar a mis muertos,
Apenas tenía tiempo para sembrar,
Yo soy el Individuo.
Años más tarde concebí unas cosas,
Unas formas,
Crucé las fronteras
y permanecí fijo en una especie de nicho,
En una barca que navegó cuarenta días,
Cuarenta noches,
Yo soy el Individuo.
Luego vinieron unas sequías,
Vinieron unas guerras,
Tipos de color entraron al valle,
Pero yo debía seguir adelante,
Debía producir.
Produje ciencia, verdades inmutables,
Produje tanagras,
Di a luz libros de miles de páginas,
Se me hinchó la cara,
Construí un fonógrafo,
La máquina de coser,
Empezaron a aparecer los primeros automóviles,
Yo soy el Individuo.
Alguien segregaba planetas,
¡Árboles segregaba!
Pero yo segregaba herramientas,
Muebles, útiles de escritorio,
Yo soy el Individuo.
Se construyeron también ciudades,
Rutas
Instituciones religiosas pasaron de moda,
Buscaban dicha, buscaban felicidad,
Yo soy el Individuo.
Después me dediqué mejor a viajar,
A practicar, a practicar idiomas,
Idiomas,
Yo soy el Individuo.
Miré por una cerradura,
Sí, miré, qué digo, miré,
Para salir de la duda miré,
Detrás de unas cortinas,
Yo soy el Individuo.
Bien.
Mejor es tal vez que vuelva a ese valle,
A esa roca que me sirvió de hogar,
Y empiece a grabar de nuevo,
De atrás para adelante grabar
El mundo al revés.
Pero no: la vida no tiene sentido.

 

De Poemas y antipoemas (Santiago, Nascimento,1954)

 


 

D E F E N S A    D E

V I O L E T A    P A R R A

 

 

Dulce vecina de la verde selva

Arpillerista azul, verde y granate
Grande enemiga de la zarzamora
Violeta Parra.

Chillaneja
                   locera
                               y  costurera
Bailarina del agua transparente
Árbol lleno de pájaros cantores
Violeta Parra.

Has recorrido toda la comarca
Desenterrando cántaros de greda
Y liberando pájaros cautivos
Entre las ramas.

Preocupada siempre de los otros
Cuando no del sobrino
                                         de la tía
Cuándo vas a acordarte de ti misma
Violeta Parra.


Tu dolor es un círculo infinito
Que no comienza ni termina nunca
Puesto que siempre has sido lo que eres
Ánfora Plena.

Cuando se trata de bailar la cueca
De tu guitarra no se libra nadie
Hasta los muertos salen a bailar
Cueca valseada.

Cueca de la Batalla de Maipú
Cueca del Hundimiento del Angamos
Cueca del Terremoto de Chillán
Todas las cosas.

Ni bandurria
                      ni tenca
                                     ni zorzal
Ni codorniza libre ni cautiva

     solamente tú

                              tres veces tú

                                                      Ave del paraíso terrenal.

 

Charagüilla

                      gaviota de agua dulce
Todos los adjetivos se hacen pocos
Todos los sustantivos se hacen pocos
Para nombrarte.



Pero resulta que los secretarios

Andan con la cabeza para abajo
Y te declaran una guerra a muerte
Violeta Parra .

Porque tú no te compras ni te vendes

Porque tú no te vistes de payaso
¡Porque tú los aclaras en el acto!
Viola volcánica .

Tu corazón se abre cuando quiere
Tu voluntad se cierra cuando quiere
Y tu espíritu sopla cuando quiere
Aguas arriba!

 

 

Cómo van a quererte
                                       me pregunto
Cuando son unos tristes funcionarios
Grises como las piedras del desierto
¿No te parece?

 

En cambio tú
                        Violeta de los Andes
Flor de la cordillera de la costa
Eres un manantial inagotable
De vida humana.


¡Nadie puede quejarse cuando tú
Cantas a media voz o cuando gritas
Como si te estuvieran degollando
Violeta Parra!

Lo que tiene que hacer el auditor
Es guardar un silencio religioso
Porque tu canto sabe adónde va
Perfectamente.

Rayos son los que salen de tu voz
Hacia los cuatro puntos cardinales
Vendimiadora ardiente de ojos negros
Violeta Parra.

Se te acusa de esto y de lo otro
Yo te conozco y digo lo que  eres
¡Oh corderillo disfrazado de lobo!
Violeta Parra.

Yo te conozco bien
                                   hermana vieja
Norte y sur del país atormentado
Valparaíso hundido para arriba
¡Isla de Pascua!

Sacristana cuyaca de Andacollo
Tejedora a palillo y a bolillo
Arregladora vieja de angelitos
Violeta Parra.
Los veteranos del Setentaynueve
Lloran cuando te oyen sollozar
En el abismo de la noche oscura
¡Lámpara a sangre!

Cocinera

                 niñera
                             lavandera
Niña de mano
                          todos los oficios
Todos los arreboles del crepúsculo
Violeta Parra.

Yo no sé qué decir en esta hora
La cabeza me da vueltas y vueltas
Como si hubiera bebido cicuta
Hermana mía.

Dónde voy a encontrar otra Violeta
Aunque recorra campos y ciudades
O me quede sentado en el jardín
Como un inválido.

Para verte mejor cierro los ojos
Y retrocedo a los días felices
¿Sabes lo que estoy viendo?
Tu delantal estampado de maqui.

Tu delantal estampado de maqui
¡Río Cautín!
                     ¡Lautaro!
                                     ¡Villa Alegre!
¡Año mil novecientos veintisiete
Violeta Parra!
Pero yo no confío en las palabras
¿Por qué no te levantas de la tumba
A cantar
               a bailar
                             a navegar
En tu guitarra?

Cántame una canción inolvidable
Una canción que no termine nunca
Una canción no más
                                     una canción
Es lo que pido.

Qué te cuesta mujer árbol florido
Álzate en cuerpo y alma del sepulcro
Y haz estallar las piedras con tu voz
Violeta Parra.


Versión del poema según grabación de 1965