E X I L I O   Y   P O E S Í A

p o r   T i t o   A l v a r a d o


 

Tito Alvarado es poeta, ensayista, periodista, conferencista, promotor cultural, organizador de sueños posibles y sobre todo defensor de causas perdidas.

 

Nació cuando el mundo era otro, al sur, en un pueblo chico. Ha recorrido caminos, conocido gente y visto de todo, que ya de nada se asombra.

 

Escribió muchos libros y ha publicado 20, ha sido traducido al inglés, sueco, alemán, portugués y ruso.

 

Actualmente es Presidente Internacional de Proyecto Cultural SUR. Cree en el ser humano. Sobrevive en Montreal.

 


 

 

El título de esta nota puede mover a engaño, pues tanto vale decir poesía y fruta madura, crepúsculo y poesía o cualquier otro tópico y poesía. Este tema dual supone que analizaremos ambos asuntos y los confrontaremos o a lo menos analizaremos uno en relación al otro. Hacerlo sería engañarse, pues en una nota esto es imposible, requiere mucho más espacio, por otro lado, no hacerlo sería engañar. Se impone una solución ética y esta no puede ser que un tercer camino, constreñida a la brevedad.


En tiempos de mi juventud vivía apasionadamente mi realidad e intentaba, con todas mis fuerzas, cambiarla. No pude, no pudimos. El resultado es que un día debí salir del país para poder seguir con vida. A esta segunda vida se le conoce como exilio. Podría ir al diccionario y ver que se dice a propósito de esta palabra, creo que puedo prescindir. Treinta años de exilio me autorizan.

 

 

Exilio casi siempre está relacionado con un problema político, con un problema de persecución por causa de tener determinadas ideas contrarias a las ideas de quienes están en el poder. Es el poder el que genera la persecución a sus opositores y estos para salvar la vida deciden irse del país, irse de esa realidad e intentar insertarse en otra. Importante es decir que a este exilio se le conoce como exilio político, pero por la ley del menor esfuerzo se le acorta y se dice exilio. Teniendo en cuenta este detalle podemos entender que también existen otros tipos de exilio. Hay quienes deciden dejar su país por razones económicas, es decir no son perseguidos, sin embargo su dilema es similar. Los políticos enfrentan la persecución y en muchos casos la muerte, los económicos enfrentan la falta de oportunidades, la miseria, lo que les conduce desde la frustración hasta la muerte. En menor escala hay otros tipos de exilio, por razones de religión, de segregación racial, de opción sexual, etc. Generalmente estos casos no se les ve como exilio, pero no verlo no significa que no lo sea.

 

El exiliado dejó su país para seguir siendo lo que era o para salvar la vida, ser algo o alguien, ser respetado, para ganarse un espacio. Se opta por otra realidad pues la primera era asfixiante. Se opta por otra realidad para respirar, para continuar el camino con un mínimo de problemas en contra.


En cierta ocasión, hablábamos en una peña de amigos sobre el silencio que se apreciaba entre los escritores que se quedaron en el país, estábamos en plena dictadura militar en Chile. Todos los escritores que salieron al exilio, algo escribieron contra la dictadura, los que se quedaron ni en ese entonces ni después han escrito nada a propósito de la dictadura que azoló el país. Alguien dijo que habían optado por el “exilio interno”. Si antes vimos que exilio era dejar una realidad e intentar insertarse en otra, ahora entendemos que también se puede dejar la realidad sin dejar el lugar donde se es perseguido por sus ideas o por otras razones.


Este exilio es una evasión, un alejarse del peligro y ocultarse, mimetizarse.

 

Lo desgraciado de este caso es que el silencio, quiérase o no, le convierte, al que calla, en cómplice. Antes se optó por otra realidad para continuar siendo o para en realidad ser, ahora este exilio interno es opción de no ser, por lo menos públicamente, para continuar respirando, poco a poco se va perdiendo el ser, se va transformando, desdibujando.


A propósito de que en Chile hubo un referendo y lo perdió el dictador, alguien, cuyas mejores luces no estaban en el campo del pensar, dijo que se había terminado el exilio, pues el resultado de la elección significaba el retorno de la “democracia”. En cierto modo tenía razón y en otro no, ya no estaban los impedimentos políticos agudos, había otros impedimentos, unos de tipo económico para trasladarse al país, para instalarse y para subsistir un tiempo breve mientras encuentra soluciones estables, a estos se le agregan las dificultades de tipo psico – cultural. En el nuevo país, es decir en el exilio, se avanzó en una dirección, mientras el país dejado avanzó en otra. Esta situación produce en el exiliado un nuevo exilio, un nuevo irse de una realidad e intentar de nuevo insertarse en otra. Algunos lo logran, otros deben devolverse al exilio.


El exilio en sí no es un drama, lo que vuelve dramática la vida de los exiliados son las circunstancias de su nueva vida y qué tanto éxito tenga en este intento de inserción en otra realidad. Para algunos inserción significa pasar a ser como son los habitantes del país de adopción, para otros es un lugar de residencia, pero los recuerdos y la forma de ser siguen siendo las del país dejado.


El tema exilio y poesía pudiera ser abordado desde el ángulo nada fácil de analizar la producción poética de los exiliados poetas, este camino supondría un conocimiento de una vasta producción, otro ángulo pudiera ser aislar un poeta o un libro o un poema y analizar como se refleja en esta poesía el exilio que vive el poeta.

 

 

Mi camino no es ni el primero ni el segundo. Partimos de dos campos separados y luego vemos como estos actúan o interactúan.


Necesario es intentar lo imposible: ¿qué es poesía? Lo más sabio es afirmar que nadie lo sabe o que es mucho más simple definir que no es poesía. Poesía eres tú dijo una vez Gustavo Adolfo Bécker y decía algo que era verdad y a la vez no era, pues en realidad la persona amada puede ser poesía a los sentidos del que ama, para otros no es así. Con esta definición el poeta quedaba bien con la amada, quedaba bien con su corazón romántico y aportaba un grano a la comprensión de lo que es poesía. La poesía es un arma cargada de futuro, escribió Gabriel Celaya. Su poema es una afirmación rotunda de que hay una poesía que es, puede y debe ser arma que anuncie un futuro deseado. Desde la perspectiva de que se escribe en un momento dado, perfectamente definido en el tiempo, todo momento posterior es futuro. Ese futuro enunciado como un deseo, aún está pendiente. En este caso también Celaya nos dice algo que es y no es, hay un futuro que se desea, hay un futuro que se cumple y no es el mismo, pero esto no invalida que se siga deseando el futuro enunciado en el poema.

 

Una definición nada poética de poesía pudiera ser: Poesía como resultado, es la otra forma de decir lo ya dicho en una intención de perpetuar un momento, una visión, un deseo, un sentimiento, una sensación, una intuición; es extraer de una realidad otra que la adorne, que la desnude, que la recomponga o que la destroce. Nótese que hemos dicho: Poesía como resultado, con lo cual manifestamos que la poesía es anterior al poema y por lo mismo es imposible encuadrarla en una definición.


Nuestros ojos están hechos para ver una mínima parte del espectro visual, es decir de las ondas que componen el espectro visual. No vemos el infrarrojo ni el ultravioleta. Vemos con arreglo a un mínimo y un máximo de luz. No vemos en la plena luz ni en la oscuridad total, la primera nos deja ciegos, en la segunda estamos ciegos. Por caminos opuestos llegamos a lo mismo, no ver.

 

 

En nuestro estrecho campo vemos no exactamente la luz, sino lo que contrasta, es decir vemos donde la luz encuentra un obstáculo. Nuestros ojos están hechos para ver formas.

 

La realidad está compuesta de estas formas y como estas se desplazan, pero también hay algo que no vemos y sin embargo es un componente esencial de la realidad, las ideas que mueven a la gente y que le permiten reaccionar de manera individual frente a cualquier realidad. Este es el campo de la Poesía, eso que no vemos, pero que está allí, lo etéreo, lo intangible. Los poetas se ocupan de captar esto intangible. En este sentido Poesía es aquello que está más allá de la apariencia y que cuando se logra hacerlo “entendible” nos deja en un estado de comunión espiritual.


Estamos hablando de algo que existe en un doble sentido, uno aparente -externo y otro no aparente -interno. En tanto los seres humanos son los únicos que tienen pensamiento abstracto y pueden transmitir ideas abstractas, Poesía como expresión es un fenómeno humano, lo cual no significa que para que exista poesía deben existir los seres humanos, pues la poesía no son las palabras que forman el poema sino lo que está antes de que el poema sea escrito. En este mismo sentido podemos decir que siempre habrá poesía aunque no haya poetas.


Los poetas son los agentes catalizadores de lo que está más allá y su resultado, los poemas, pueden hacer avanzar la espiritualidad humana.


Ningún exilio por si solo influirá en que alguien se haga poeta, se necesita un alto grado de sensibilidad para sentir, ver y “atrapar” lo intangible y hacerlo visible a los demás. Lo que hace el poeta es una cosa y lo que hace al poeta es otra. Por extraño que pueda resultar, escribir versos no hace al poeta, lo será cuando desarrolle su sensibilidad y logre transmitirnos, de una forma propia, aquello que los demás no ven.


Nada sacamos con decir aquí veo una orquídea negra, se trata de que el poeta sea capaz de lograr que nosotros veamos lo que él ve. Esto no se aprende, pero se desarrolla, es una capacidad que tenemos todos, solamente que en algunos la atrofia el medio en que se mueven.


Los poetas tienen un portentoso deber y aportan a la sociedad su más alto sentido humano, pero no reciben de la sociedad ni el reconocimiento debido ni la satisfacción de sus necesidades primarias. En términos de valor moral aceptable o aceptado socialmente, vale más un militar que un poeta. En términos de lo humanamente necesario, vale más el menor de los poetas que el más grande de los generales. Uno aporta humanidad, el otro malgasta recursos y aporta destrucción y muerte. Por supuesto, en una sociedad deshumanizada son los militares quienes disponen de reconocimiento y recursos sociales, los poetas quedan relegados a un rincón, solamente la ética puede volver los roles a su esencia.


Exilio es algo que le acontece a la gente, un dejar su vida en un lugar y asumir otra en otro lugar siendo, en apariencia, la misma persona. Poesía es lo intangible sublime. Exilio puede ser poesía y la poesía puede ser exiliada. Entiéndase esta afirmación no como poesía que da cuenta del hecho exilio, sino de poesía que esta fuera de su lugar natural, poesía que rompe las normas, poesía que busca una salida.


Por otra parte quienes viven en exilio, disponen de un espacio de relativa libertad, lo que le pudiera permitir al poeta expresarse con mayor soltura, lo cual no quiere decir que este logre “atrapar” aquello que está más allá.


En definitiva exilio y poesía son dos temas que corren separados.