C A R M E N   M A N T I L L A

N O   B U S C O   S I N O

 

S A L V A R   M I   P E L L E J O

 


 

 

 

 

 

Conocimos a la escritora Carmen Mantilla hace algunos años en un recital de poesía en el bar “El chancho seis” en el tradicional Barrio Yungay, en Santiago.  Lo primero que nos llamó la atención fue su forma de declamar la poesía, la manera de entregarla a un público atento a sus palabras y de su capacidad para memorizar largos textos.  Después nos hemos encontrado en distintos escenarios.  Es interesante su trabajo, como también es interesante su incansable labor como gestora cultural.  Licenciada en Trabajo Social en la Universidad del Bío-Bío ha publicado en poesía, entre otros libros, “Alicia en el País de la Urgencia” (2010; segunda edición en 2012 por la Polla Literaria bajo el nombre de “Camas Anárquicas”);  “La Muerte y el Hombre” (2012); algunos plaquettes como “El Mundo de Alicia” (2010) y “Rokha/and/rolleando” (2011) y también otros formatos como libros digitales y CDs.

 


 

¿Qué te impulsó a entrar en el mundo de la literatura?

 

Siempre me gustó leer, la sensación descubierta tempranamente de “suspensión” de la vida, de paréntesis lector, imagino que fue la puerta de entrada. Luego en la medida que iba creciendo la facilidad para retener en la memoria textos, me abrió al espacio de la declamación poética, y ello pavimentó mi ingreso a la literatura como creadora a los 13 años, tiempo de mis primeros textos poéticos propios.

 

 

¿Cuál es tu visión sobre la poesía?

 

Particularmente a mí la poesía me salvó de la sensación del adocenado… Algo me distingue y en esa distinción, al menos genera mi indulgencia. No es mesianismo: no busco si no salvar mi pellejo, mi cuerpo del sur, mi cuerpo como tantos, que sin embargo se ilumina cuando puedo describirlo volcado, cuando puedo describirlo estremecido, nuevo…

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

¿Qué papel le confieres al escritor (al artista en general) dentro de la vida política y social?

 

Creo que el escritor o escritora debe ser un sujeto creador políticamente situado, pero no necesariamente la obra en sí misma un vehículo de ese situarse. Quizás por ejemplo, en mi caso, en particular que escribo poesía erótica no necesariamente el verso mismo sea la bandera, pero sí es mi bandera que todas las personas puedan expresar su erotismo, sea éste heterosexual, lésbico, homosexual o trans… ¿me doy a entender? No es central la obra misma, pero sí me lo parece la posición políticamente definida y la acción de quien crea. Y ese posicionamiento se realiza y se defiende colectivamente.

 

 

¿Cuáles son los referentes literarios o extraliterarios que influyen en tu poesía?

 

Mi familia de crianza estaba ajena a todo lo cultural, por ello tuve acceso a muy pocos libros durante la infancia; prácticamente se reduce a antologías básicas de los autores que aprendí a declamar y que eran los libros disponibles en la biblioteca del colegio: Gabriela Mistral (Desolación me lo aprendí íntegro en algunos meses), Sor Juana Inés de la Cruz (que acostumbraba a interpretar para las monjas de mi colegio de infancia), Pablo Neruda, y un libro de poesía española principalmente romances que recogía la poesía de varios autores ente ellos García Lorca y Rafael de León entre los que más recitaba entonces. En la adolescencia, a pesar de estar en el Taller de Creación Literaria, prácticamente no leí a otros autores y autoras por tanto la construcción de mis referentes literarios es bastante tardía. Recién cerca de la treintena, vine a compensar mi ausencia de rigor y a tener un panorama general que me permitiera decir “estos son mis favoritos”. Hoy puedo decir que mis autoras referenciales son: Cristina Peri Rossi, Idea Vilariño, Marosa Di Giorgio, de ellas tres me suele pasar que pienso: “es lo que hubiera querido decir, del modo justo”… También visito y revisito a Lihn, a Pablo de Rokha, a Gabriela Mistral, de los cuales no sólo voy a los textos mismos, si no que paulatinamente durante los últimos años he ido sumando también textos de análisis de sus obras que me permiten “remirar” esas obras desde perspectivas nuevas.

 

Mi referente extraliterario es la cantante Rebeca Godoy, querida amiga que me acogió en este sueño de no bajar los brazos ni la cabeza, una mujer de un poderío inmenso, siempre al lado del pueblo, siempre tierna y siempre combativa con la injusticia. Lo que Rebeca testimonió en vida es lo que yo he convertido en mi faro.